Patrimonio Etnográfico
Hórreos y paneras
El concejo de Llanera posee centenares de hórreos y paneras, algunos llegando a tener cinco o más siglos de antigüedad, aunque se tienen noticias mucho más anteriores en la documentación escrita medieval de origen nobiliario y monástico, al ser mencionados en donaciones, compraventas o herencias. Desgraciadamente, con el abandono de las explotaciones agropecuarias, muchos han desaparecido o están en un estado de conservación lamentable.
La misión de estas construcciones muebles era ser despensa para preservar las cosechas (patatas, fabes, manzanas...). Además se utilizaban para otras funciones como conservar los productos cárnicos (jamones, chorizos o cecina), colgar las ristras de maíz (de ahí la dotación de corredores y la creación de paneras en el siglo XVII, en conciencia con el auge del cultivo de este cereal importado de América), guardar ropa y objetos de poco uso o, con mucha frecuencia, servir de habitación, debido a la escasez de dormitorios en la vivienda campesina (cosa que alcuelmente no está permitido hacer por ley).
El origen del modelo de hórreo que denominamos asturiano se remonta al siglo XV, teniendo como área de eclosión la zona entorno al concejo de Villaviciosa, y expandiéndose por el oriente y centro de Asturias hasta colonizar el occidente astur en el siglo XVII. Se ha apuntado al siglo XVII como el inicio de la construcción de las paneras, pero se darán más casos en los siglos XVIII y XIX, debido al crecimiento y mejora de los caseríos.
Los hórreos más antiguos de Llanera, datan de los siglos XVII y XVIII, en principio apoyados en pilpayos y pegoyos de madera y sin corredor. Pero en el siglo XVIII comienza a dotarse a estos hórreos de antiguos corredores, mientras se construyen otros que ya lo incorporan. Los más antiguos carecen de decoración, es a partir del siglo XVIII, cuando se les empiezan a dotar de elementos decorativos como pinturas sobre las colondras y con tallas en las puertas.
Entre los primeros hórreos, se puede destacar Casa Jesusa, en Roxidoriu (Ables), y el de Casa Quimarán, en Posada, el de Casa del Viso, en Remoria de Abajo (Pruvia), todos ellos anteriores a 1750, y el de Casa el Roxu, en Tuernes el Pequeño (San Cucao), con una decoración en estilo Carreño que permite fecharlo en la segunda mitad del siglo XVIII. Especial mención merecen los sos hórreos unidos, del siglo XVII, de Casa Alonso, en Piñera (San Cucao), antecedente al fenómeno de construcción de las paneras.
El Estilo Carreño (siglos XVIII y XIX) se debe a que parte de la participación de los talleres de escultores de retablos barrocos que pudieran trabajar entre Oviedo, Gijón, Avilés, Candás Grado. Esto hizo que se comenzaran a incorporar en los hórreos y paneras, ornamentaciones relacionadas con corrientes artísticas cultas.
Del taller de carpinteros de casa Sala, conocemos un hórreo conservado de Casa Cantero en Verdera (Arlós), construido en el primer cuarto de siglo XX, en el que los elementos decorativosse realizan con una leve talla que recoge pintura, y que remiten al Estilo Carreño, pero con un acentuado esquematismo.
Paneras ricamente decoradas hay muchas, en buena medida de la primera mitad del siglo XIX. Pueden citarse, las de Casa Xuan, y Casa Pin (Ables), las dos de la casa de los Rodriguez de Miyeres, una de finales del siglo XVIII y otra del siglo XVIII y otra de mediados del XIX; y la Casa Romero, fechada en 1787, en Barredo, entre otras muchas.
La Panera de Casa Falo en la Campana (Pruvia), fechada en 1772, es uno de los primeros ejemplos que tenemos de decorativismo barroco en donde se percibe un modelo de composición que triunfaría a partir del último cuarto de esta centuria, y será la disposición de una gran cruz sobre pedestal presidiendo el frente de la panera, adquiriendo gran protagonismo.
Casa Bonifacio en Villardeveyo, está formada por la unión de dos paneras que por la filiación estilística con otras conservadas en concejos vecinos, relacionándolos con diseños del taller Gijonés de Manuel Antonio Junquera Huerg, que tuvo gran actividad en la segunda mitad del siglo XVIII.
Del primer cuarto del siglo XIX destaca la anera de Casa Proaza (Rondiella), fechada en la primera década de la centuria (1808), se pueden obervar varias cartelas. también recoge en las colondras de su fachada entrelazados acabados con flores en forma de abanico, así como aperturas de ventilación con tallas preciosistas.

